Burbujas económicas
El otro día leía un artículo de The Frontal Cortex en Wired sobre si podíamos prevenir la próxima burbuja (muy recomendable lectura). El autor se pregunta si hay algo en la forma en que funciona nuestro cerebro que nos impida evitarlas. ¿Por qué caemos una y otra vez en las burbujas? La idea del artículo volvió a mí mientras veía Inside Job, un documental que cuenta básicamente como se desarrolló la burbuja inmobiliaria en EE.UU. que acabó desencadenando la caída de Lehman Brothers, de la mayor aseguradora norteamericana y el inicio de la crisis.
Hay una escena en Inside Job en la que Dominique Strauss-Khan (sí, el que después de violarse todos mercados internacionales como director del FMI fue detenido en EE.UU. por intentar violar a una empleada de un hotel) cuenta como en una reunión a finales de 2008, cuando el desastre estaba estallando, varios grandes financieros le dijeron algo así como “tenéis que poner regulación para que esto no pase” “nosotros somos malos por naturaleza, tenéis que sentar un marco que regule”. Es gracioso. El documental cuenta como el sector bancario ha perseguido una desregularización salvaje desde los años 80 mediante todos los lobbys políticos a su alcance. Esa desregularización culminó con con un escenario absurdo entre 2005 y 2008: los bancos concedían hipotecas a clientes que sabían que no las podían pagar para poder empaquetarlas en productos financieros que recibían la máxima calificación de las agencias de rating. Después vendian esos productos a la vez que los aseguraban (“apostando que no iban a ser pagados”). Todo el sistema estaba corrupto: aprovechaba los vacíos legales para hacer un dinero que era obvio que no estaba generando externalidades positivas al cambiar de manos. Desde un punto de vista lógico no parece posible que los que lideraban aquellas acciones (directores, jefes de ventas…) no comprendieran lo que estaban haciendo.
Y, sin embargo, ahí están algunas características humanas que “nos impiden ver el bosque”. Read Montague ha investigado las burbujas desde la perspectiva del cerebro. Coloca a los individuos en un escenario de inversión similar al de 1929 o a la de finales de los 90 dentro de un escaner y les ofrece la posibilidad de invertir. Se invierte en rondas. Digamos que en las primeras rondas el sujeto invertía sólo un 10% de lo que podía invertir. Al ver subir la bolsa, los sujetos se lamentaban de su inversión. En lugar de estar agradecidos por sus ganancias, los sujetos comparaban lo que habían ganado con lo que “habrían podido ganar”. Es lo que Montague denomina aprendizaje ficticio (“fictive learning“), la capacidad del ser humano para aprender de escenarios hipotéticos. Más sorprendente es que parece que los muy fumadores son más resistentes a este aprendizaje ficticio, quizá porque han aprendido a callar esa vocecilla en sus cabezas que les dice que deberían dejar de fumar.
Otra cuestión interesante que podría explicar la anécdota de Strauss-Khan es lo que Montague denomina el “efecto club de campo”. ¿Qué sucede cuando la gente se reune en el club de campo y habla de todo el dinero que está haciendo con sus inversiones? Cuando se han hecho experimentos de inversión competitiva se ha visto que es tremendamente placentero ganar más dinero que los demás. Como consecuencia, el deseo de hacerlo mejor que otros que otros puede llevarte a tomar riesgos mucho mayores de los que serían razonables.
¿Si sabes que lo que haces no está bien porqué sigues haciéndolo? Porque todos los demás lo hacen. Y me duele terriblemente que se estén enriqueciendo mientras yo no lo hago.
Lo cierto es que eso es un problema para aquellos que toman decisiones corporativas al más alto nivel. Todo tiende a abstraerse en forma de dinero. Cuanto gano, cuanto pierdo. Cuanto gana, cuanto pierde mi competidor directo. Rara vez es fácil ver, más allá de la hoja de excel, cuales son las consecuencias de tus decisiones sobre las personas, el medio ambiente o incluso la estabilidad económica de tu país… o del mundo.
Etiquetas: burbuja, Dominique Strauss-Khan, Inside Job, Wired
1 de agosto de 2011
Es un estudio realmente interesante ya que muestra una tendencia del cerebro de la que ni tan siquiera somos conscientes. Debería ser una asignatura obligatoria en la escuelas de negocio, aprender a conocerse y darse cuenta. Y tener siempre a alguien que te diga cuándo te estás cegando…
1 de agosto de 2011
El mecanismo es tan primitivo que asusta pensar que esos individuos estén condicionando nuestro presente y nuestro futuro de esa forma.
29 de enero de 2014
Dominique Strauss-Kahn, capturado en la “trampa de la dulzura” http://mamvas.blogspot.com.es/2011/05/dominique-strauss-kahn-capturado-en-la.html