El Error de Descartes
El Error de Descartes (Ed. Crítica, 2006[1994]) es un ensayo sobre las bases neurológicas de nuestro pensamiento que recibe su título de lo que en opinión de el autor es un error del razonamiento de Descartes. No podemos decir “pienso luego soy(existo)” porque el precisamente el ser (la organización de nuestro cuerpo y cerebro) el que condiciona nuestros pensamientos.
El libro está escrito por el neurocientífico Antonio Damasio, Profesor David Dornsife de Neurociencia, Neurología y Psicología en la universidad de Southern California y director del nuevo Instituto Cerebro y Creatividad.
El libro cuenta la historia de Phineas Gage y varios otros casos en los que un daño cerebral localizado en el lóbulo frontal produce una disfunción emocional en el paciente y éste ve su capacidad para tomar decisiones (especialmente decisiones sociales) completamente mermada.
Además, uno de los elementos más interesantes del libro es el conjunto de teorías e hipótesis que despliega Damasio con respecto a los mecanismos de toma de decisiones de nuestro cerebro y el papel que las emociones adquieren en él. El libro está bañado de conceptos que cambiarán para siempre el modo en que entiendes tu pensamiento: emociones primarias, emociones secundarias, marcador somático, diferencia entre emoción y sentimiento…
Parada obligada para todo aquel interesado en la neurociencia.
Etiquetas: antonio, damasio, el error de descartes, emociones, ensayo, Neurociencias
2 de septiembre de 2009
[...] de los conceptos que más me impactó de El Error de Descartes fue la distinción entre emoción y sentimiento. ¿No son lo mismo? Eso pensaba yo pero Damasio [...]
4 de septiembre de 2009
[...] Damasio define las emociones primarias en El Error de Descartes como aquellas que se generan a partir de algún estímulo externo que descarga el proceso emocional [...]
23 de septiembre de 2009
[...] y después justificadas racionalmente. Los mecanismos emocionales de los que nos habla Damasio en “El Error de Descartes” funcionarían como heurísticos que acelerarían nuestra toma de decisiones. Bueno, que de hecho [...]
16 de octubre de 2010
José Miguel Pueyo
Quizá el doctor Antonio Damasio ha olvidado que lo que afirma, algo al menos y no trivial, no es suyo sino de Freud. Así puede leerse en La Contra de «La Vanguardia», Sábado, 9 de octubre de 2010, “Hemos inventado la otra vida como paliativo para el dolor causado por esa destrucción del vínculo entre humanos…” Freudiano, demasiado freudiano, como diría el filósofo bávaro que no quiso serlo, Friedrich Nietzsche, pues esa idea se recoge en El malestar en la cultura, 1929 (1930) del primer psicoanalista. Damasio, a imitación de Michel Onfray, y tal vez en el anhelo también de hacerse un nombre, se atreve con una obviedad de peso y un no menor error epistemológico, “Freud fue pionero en la investigación del inconsciente, aunque el psicoanálisis no sirva para curar una enfermedad mental grave”, afirma.
Lo peor, empero, no procede de las neurociencias. Se trata siempre, como es habitual en el devenir de los hombres, de sus agentes. Es decir, proviene de aquellos que no han sabido, no han podido o no les ha interesado separar la ideología que caracteriza a las concepciones del mundo, cobijadas en el rubro de la ciencia o en la filosofía, de la singularidad del sujeto. Es conocido el número, no mayor, de los que han superado el discurso del amo, esto es, la imposición de ideales, ya sean en forma de ideas o de objetos, al otro. El saber de amo está destinado a obviar la causa del malestar y la responsabilidad del sujeto en aquello de lo que se queja. La demagogia es veneno que se traga sin agua, así es en no pocos casos. La culpa neurótica suele ser entusiasta del discurso del amo, no pocas veces lo aplaude, es su abanderada. Razones hay para ello, casi siempre inconscientes y, en ocasiones, no tan loables como sin duda ese mismo sujeto desearía. Pero siempre, he aquí lo subrayable, se elude la verdad de la novela familiar, también la del ideólogo, en favor de las imposiciones del Bien Supremo que se entiende necesario para el afligido, angustiado y/o inseguro sujeto. El pensamiento del prestigioso neurólogo portugués sin duda es otro, diplomático como es bien conocido, pero no por eso permite, así lo creo, que advenga la verdad del Otro, el decir del inconsciente que habita al sujeto descubierto por Freud. En cualquier caso, apostar sin más por los genes, los neurotransmisores o las técnicas cognitivo-conductuales (TCC) es hacerlo por el antihumanismo, evidencia de lo cual es la patética reducción que se hace de sujeto humano.
El narcisismo y las identificaciones edípicas no resueltas, sin entran en factores más prosaicos, determinan la actividad del amo antiguo y moderno, de cuantos proponen lenitivos de toda clase y condición, desde estimulantes hasta la religión pasando por el yoga, el deporte y el arte, esto es, apoyaturas denunciadas por Freud en el texto mencionado. Ese modo de proceder muestra a las claras la frivolidad clínica, epistemológica y ética del amo, pues más pronto que tarde los paliativos se revelan lesivos para la inteligencia y la vida afectiva y aun de relación del sujeto que ha puesto su malestar en manos del ideólogo, en manos de un individuo que si algo conoce bien es dar la espalda a la verdad de la historia del sujeto que tan humanitariamente pretende defender.
Suprimir al psicoanálisis es exterminar al sujeto, y, por lo mismo, opino que no es prudente y sí grave temeridad dejarse mecer por quienes se llenan la boca con la materialidad biológica o con discursos que exudan demagogia, peroratas que, en ocasiones, no queriéndose religiosas no logran transcender el imaginario saber que conforma no poco de lo que se conoce como cultura.
18 de febrero de 2011
[...] buenos libros de divulgación sobre neurociencias. Los libros de Damasio (hablé aquí sobre el Error de Descartes) y algunos otros neurocientíficos son muy interesantes, pero no tienen recetas para el marketing. [...]
8 de marzo de 2011
[...] [...]
6 de abril de 2014
Muy interesante. Aún así, le falta hablar sobre los descubrimientos en psicología transpersonal (Ken Wilber y otros) así como también en los avances que conciernen al Coeficiente Espiritual (SQ), que es el que regula el Coeficiente Intelectual (IQ) y el Emocional (EQ). Saludos
3 de noviembre de 2016
Qué entiende Antonio Damasio por Marcador Somático?
13 de agosto de 2017
José Miguel Pueyo eres muy complicado, tu discurso es para pocos